sábado, 27 de noviembre de 2010

La hora del café

No para de hablar. Que se tome el café en silencio y me deje pensar cómo, cuándo y si debería contarle lo que el jefe me ha confesado hace unos días. Si se lo cuento me puedo meter en un lío, pero el no hacerlo sería como meterme en líos con mi conciencia. De momento será mejor que volvamos a la oficina, si tengo suerte habrá pocas llamadas y podré seguir pensando qué hacer.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Dices que nunca te cuento nada

Te prometo que las flores me están hablando en hebreo antiguo. ¡Mira! Ahora están dando giros de 360º sobre si mismas... Que no mamá, no me cuelgues por favor, te prometo que esta vez no me he tomado nada... Pero mamá, ¿no te quejabas de que nunca te cuento nada? ¿Ves como no estabas preparada para oir la verdad?
 
 
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